jueves, 24 de junio de 2010

Amanita

Sus manos detalladas como fuentes de cristal. Sus 8 años y el cuello bordado de su camisa sentían la fuerza leve del viento que destaba de a poco su pelo largo y opaco. Amanita sacó una tijera de su bolsillo y cortó el pelo. Cortando lentamente, mechón por mechón, comenzó a cubrir la tierra mojada de esos hilos casi blancos. Verdad que muchos mechones volaron con la luz del sol y se camuflaron a lo lejos en el cielo claro. Las manos juntaron tierra seca y taparon los pelos que ahora dormían bien abrigados. Entre las pocas arrugitas que puede una mano de 8 años tener, la tierra negra se estancó haciendo difícil para Amanita no dejar rastros del delito que había cometido.(Más difícil aún cuando su pelo blanco ya no caía por debajo de sus orejas) Tenía que inventarle algo a mamá, y pronto. Abrió la puerta despacio y fue caminando a su habitación.Ni bien cerró la puerta se sacó el saquito rojo y se miró al espejo. Rió profundo al verse tan cambiada pero el resultado de todo lo que había hecho aparecería pronto y eso la tenía expectante y feliz.
Se escucharían ahora los pasos de la madre que se acercaría. Y abriría la puerta.Y le gritaría. Y pondría cara de mamá enojada. Y diría cosas horribles. Y no entendería. Y Amanita explicaría. Y mamá no entendería todavía(y nunca).
Se fué a dormir, castigada,llorando un poco, esperando también.
Entre un sueño muy confuso donde hongos bailaban en balcones antiguos Amanita despertó y sintió la urgencia de correr al patio. Y fue en ese momento que sus ojos titlaron frente a lo que estaba viendo. Era una montaña,perfecta, dorada y suave.Era una montaña de su pelo blanco. Sin dudarlo se agarró fuerte de un mechón y comenzó a trepar. Una fuerza mágica parecía ayudarla a subir. Mientras, ella seguía escalando con entusiasmo y sin miedo la masa clara y peluda que había creado esa tarde. Cuando estaba llegando a la cima, el sol ya estaba por aparecer y los pajaros volaban esquivando la montaña y a la niña.

A las, exactamente, 6:00 am del día 25 de Junio del 2010 descubren a niña muerta en el patio de su casa. Amanita, así conocida en el barrio, apareció enterrada de cabeza en la tierra . Lo único que podían verse eran sus piernas y sus pies descalzos, donde le colgaban pelos rubios y largos de los dedos del pie.