lunes, 29 de marzo de 2010

miércoles, 10 de marzo de 2010

Carmencita

Una sonrisa inútil saltó en su cara cuando la última hoja cayó del árbol(y las hormigas asustadas formaron fila) . Parada en sus dos pies tan chiquitos sintió la piel sentir el suelo frío , tan frío. Un hilo congelado subió por dentro,desde su dedo gordo del pie hasta su cadera, provocando un escalofrío que la dejo ciega por unos pocos segundos. El vapor blanco que salía de su nariz se perdía en el mármol de la escalera que ella subía, despacio , lentamente, como de costumbre, para no despertarlos. En su mente se acordaba de hacía pocos días atrás cuando un vaso se escurrió de su mano blanca y el ruido los desveló. No podía permitirse volver a cometer tal error otra vez, nunca.Todavía los gritos retumbaban adentro y las imágenes bien nítidas se revivían una y otra vez frente a sus ojos.
El desorden,el miedo, el error.
La corrida, la sangre, la mentira.
Y un montón de espinas cubrían su cama cuando su necesidad de dormir abarcaban casi al mundo entero. Dormir era escapar.
(siento que miento si no cuento que en sus sueños siempre caía de un balcón. Una y otra vez).
Contaba que subía , las escaleras, despacio, sin vasos y con miedo. Tenía el movimiento tan ensayado que subía sin pensar,las piernas hacian su trabajo tan solas que parecían tener vida propia,y quien sabe si no la tenían de verdad. Cuando faltaban 5 escalones las manos le empezaban a transpirar y rogaba que las gotas no causaran un estruendo. Como obedeciendo, las gotas caían y se desintegraban en el aire, antes de llegar a tocar el piso. (Y bajaba la sal bien calladita volando). Último escalón y se aproximaba el obstáculo más difícil de todos, pasar por la puerta, inperceptible , sin tapar ni un rayo de luna que entrara por debajo ni por la cerradura. Con sus ojos bien apretados contaba (1,2,3, YA ) y un salto indescriptible con una caída tan silenciosa en la alfombrita rosa le informaban que había triunfado una vez mas. Despacio a la cama, a cerrar los ojos... y caer !

Roberta

Roberta. Entre luces, oficinas y espejos. En su reflejo solo la veíamos a ella , caminando . caminando . La luna la iluminaba tanto, que detrás de ella se formaban sombras, que volaban y viajaban, queriendo atraparla .Pero la luz de la luna, como protejiéndola, ahuyentaba lo oscuro de la calle y creo que hasta se pudo oír algún grito. algún quejido proveniente de esas criaturas nocturnas. Ella se quedó parada, esperando algo y miró hacia el cielo. Por un momento , no se escuchó más que el ruido de una gota tibia deshaciendose en el suelo. (Quien iba a imaginar que esa lágrima pesaría tanto?) El piso se empezó a despedazar y Roberta calló , rendida. El peso de su cuerpo contra el viento rompió muchas esperanzas que volaban en el aire, y sientiéndose culpable, amaneció en el vacío. No más que eco en el vacío (No más que eco en el vacío) Y una silla, color café. Ella y la silla en el vacío, y su cabeza, en la tierra, despedazada como una sandía completamente destruida por el impacto.La sangre se escurría y teñía el suelo negro, que empezaba a humedecerse. Pensó que le daría mas impresión, pero no, Roberta solo río y se sentó cómoda en la silla. El color café la hizo antojar. Y una taza de café aparecio en su mano. El olor del café le recordó a su madre , y su madre apareció, la madre no hizo más que provocar la caída de su padre hacia el lugar, y su padre la de su hermana y así fueron surgiendo todos, todas las personas y lugares más queridos. Todos los objetos y sensaciones mas anheladas. Todo lo que tal vez nunca pudo tener. Si!, aparecieron como por arte de magia en el vacío de Roberta. En su nueva vida, en su cabeza despedazada, en su cuerpo pesado , en su llave-lágrima hacia eso , eso que mucha gente suele llamar algo así como La muerte.

Almendra

Ella estaba sostenida al mareo del amor,a la tristeza de los trenes que transitaban llenos (como vacíos) por las vías tan frías y ardientes de los caminos descampados. Ahí el verde parece negro y el sonido es un aullido que aturde a los insectos que duermen bajo la oscuridad de sus pequeños refugios. Almendra caminaba, buscando algo que la ayude a olvidar ,iba con miedo entre los árboles presintiendo que el sol no salía jamás. Eterna noche de agudo dolor. Eterna noche de árboles negros y lágrimas congeladas por el viento. Las hojas bailaban acorde a las brisas del sur, dibujando nombres y caras en el oscuro cielo. Almendra, con su cabeza apoyada en las raíces de un árbol deseaba un abrazo más que nada en el mundo. Sola y tiempo. Sola y frío. Su vestido quería escapar de su cuerpo o al menos eso parecía. Olas de vestido sobre el cuerpo de Almendra , la ahogaban y no podía respirar. Un grito mudo entre el bosque y un corazón roto dentro de un cuerpo tieso ,que está dentro de un vestido de Olas , dentro de ese bosque oscuro, donde el grito es mudo y las lágrimas son cristales que brillan,¡brillan tanto que los insectos se encandilan y dicen que dormir es imposibe en estos tiempos de niñas tristes!