lunes, 23 de mayo de 2011

Sabrina

Baila. En el salón de té, Sabrina baila. Las tazas húmedas de la mesa reflejan su coreografía. La porcelana fina color crema la dibuja más alta y flaca de lo que en verdad es. Las manos suben, despacio, lo mas alto que llegan. Detrás de ese aire que se filtra entre las manos, se intentan esconder los dedos que parecen inocentes(pero fallan una y otra vez). Ella siente esas cosquillas frías y , moviendo sus piernas al compás de la canción que suena en su cabeza, sonríe. En el espejo se ve, bailando, estirándose siempre un poco más allá. Puede mirar a su pelo imitarla en cada vuelta que da. Piensa que parece seguirla eternamente, mareado, sin entender el por qué. Le rodea la cara, la atrapa, la asfixia y la deja vivir. ¿Será él el culpable?. Su panza, cegada por la tela negra del vestido, gira incontrolablemente y la piel se esfuerza por no quebrarse. No quiere ser ella la que deje las huellas, no quiere ser ella estando tan cerca!.Ya nadie se anima a confesar que se revuelve ahí adentro la última gota de ese último té. La gota más deliciosa!.
La gota envenenada.
Se miran sus dedos, sus piernas, su pelo y su panza en silencio, esperando el último latido.
En las tazas secas de la mesa vemos el reflejo de su coreografía,
terminando para siempre.